SENDERISMO EN JORDÀNIA
La mayoría de nosotros seguro que ha podido ver en el cine con una pantalla bien grande, la superproducción Lawrence d’Arabia, una de las películas que más sed da.
Una de las escenas más espectaculares es cuando Lawrence y toda la tropa parten en dirección a Aqaba. Aquella escena tan grandiosa, con tanta gente a caballo y a camello, está rodada en el desierto de Wadi Rum. Desde el primer día que la vi me entraron unas ganas irresistibles de visitar aquel lugar, sus arenas y sus paredes rojizas de formas increibles, que parece que te esten diciendo: ven, sube por aquí, a ver si puedes.
Hemos tardado muchos años, pero finalmente se han reunido las condiciones para poder realizar este viaje. Seguro que si lo hubiesemos hecho hace unos cuantos años (de más jovencitos) lo hubiesemos planteado diferente, pero a veces la vida se ha de aceptar tal y como viene y 40 años después de haber visto aquella película por fin podemos visitar Jordània.
En general se cree que en Oriente Medio y en pleno inverno no hace tanto frio como en casa, error. Nosotros pasamos mucho frio y no solo en las noches del desierto. En general en todas las excursiones que hicimos, siempre ibamos con el plumas puesto. No era el Himalaya pero ……
Después de aterrizar en el aeropuerto de Amman y pasar una fría noche en Madaba, lugar conocido por sus mosaicos antiguos y muy interesantes, nos dirigimos a la Reserva Natural de Dana para hacer una excursión. Dana es un lugar bastante desconocido pero de una belleza paisatgística brutal. Las formaciones rocosas, muy erosionadas, forman un caos de agujas que nos pueden recordar a Montserrat, si no fuese porque el tipo de roca (arenisca rojiza en este caso, contra el conglomerado gris de Montserrat) y la vegetación es diferente .
Una vez hecha la cata en Dana, nos dirigimos a Wadi Musa, la población más cercana a Petra donde pasaremos dos noches.
Petra es una pasada, si tuvieramos unas gafas de «irrealidad virtual» que fueran capaces de eliminar el resto de turistas que estan en medio de todas las fotos que quisieras hacer sin turistas, seria fantástico. Pero estas gafas creo que aún no existen. Lástima.
Desde el momento que accedes al cañón, el Siqh, que dá paso a la esplanada donde hay «el tesoro», la cantidad de babas de turista que chorrean por el suelo es descomunal. Las formas rocosas, las tumbas y resto de imagenes talladas en la roca del Siqh hacen que todo el rato vayas con la boca abierta, por mucho que hayamos visto documentales de la 2 o las pelis del Indiana Jones.
El tesoro es una de las fachadas más espectaculares, pero no es la única, la visita a las tumbas reales también generará una buena dosis de «boquiabiertos». La vista del teatro desde la zona de las tumbas reales es, como decia el torero: Im-presionante!!
Para realizar esta visita, no tengais prisa. Disfrutadla con tranquilidad, haced paradas a tomar un te en sus numerosos chiringuitos, almorzad en alguno de sus restaurantes y tomaros las cosas con calma.
Vale mucho la pena subir al Altar, se puede hacer una excursión circular.
Al día siguiente hicimos una excursión desde la Pequeña Petra para subir al Monasterio y bajar pasando otra vez por todos los tesoros de Petra.
De Petra salimos huyendo de la nieve, si llega a nevar fuerte, el autocar no creo que hubiera podido salir.
Nuestro transporte nos llevó hasta el pueblo de Rum, justo en la entrada de la Reserva de Wadi Rum. En este punto una serie de vehiculos 4×4 nos trasladaron hasta nuestro campamento en el desierto.
Este campamento, sin tener excesivos lujos y a pesar del frio reinante, era un lugar bastante confortable. Las tiendas tenian una cama cómoda, había WCs y una enorme tienda comedor donde «ahumaban» a los turistas. Los beduinos nos ahumaban literalmente y de dos formas diferentes: mediante el fuego de rastrojos que encendian por las tardes para calentar el ambiente y con el humo de sus cigarros que tenían encendidos en todo momento. Londres en un día de niebla espesa, seguro que tiene mejor visibilidad que aquel comedor.
El planing inicial era efectuar una travesía de tres días por el desierto, pero diversas circunstancias hicieron variar ese plan. Entonces el grupo se dedicó a realizar una serie de excursiones radiales desde el campamento. Las posibilidades son casi infinitas.
Una vez de regreso al pueblo de Rum, nuestro autocar nos esperaba para llevarnos hasta Aqaba, a conocer el Mar Rojo y quien quiso se sumergió en sus cristalinas aguas. Vale la pena decir que nuestra llegada a Aqaba fué bastante más tranquila que la de Lawrence y sus amigos beduinos.
Todo se acaba, y nuestras vacaciones también, ya solo nos quedaba un día para retornar a Madaba y tomar el avión hasta casa. Pero este día lo aprovechamos la mar de bién: tocaba remojón en el Mar Muerto y comprobar si aquello que dicen que algunas personas pueden caminar sobre sus aguas es verdad. Oooohhh, no es verdad. Claro que también podría ser que nosotros fuesemos unos pesados. Qui lo sa.
Espero que os agraden las fotos y os vengan ganas de visitar aquel hermoso país de gente encantadora.
Que disfruteis.